Espiritismo: la moda de la época victoriana
Seguro que alguna vez has oído hablar de la ouija, es posible que te hayan leído la mano o has creído que un fantasma habitaba debajo de tu cama. Pero, ¿sabes de dónde proceden todas estas creencias espiritistas? Hoy viajamos hasta finales del siglo XIX a Gran Bretaña.
Época victoriana y el inicio del espiritismo
Si algo caracteriza a esta época es el puritanismo y la opresión llena de convenciones sociales y apariencias. Por ello, la reina Victoria pasó gran parte de su vida vestida de negro, en luto por la muerte de Alberto de Sajonia. A este contexto debemos añadir una característica clave de la época victoriana. Al inicio del reinado de Victoria, Inglaterra era aún rural y agraria. La revolución industrial llevo a las antiguos aristócratas, aún inmersos en la literatura popular, a moverse a las ciudades. El fervor por el espiritismo y el ocultismo surgió entre el pudor y lo oscuro de la mente humana, el aburrimiento de las clases altas por el extremo moralismo y los nuevos avances científicos y el surgimiento de la psicología.
La muerte en la época victoriana
La muerte adquiere un lugar central durante la época victoriana. Tras la muerte de un familiar, se paraban o limitaban las relaciones sociales, se adquiría el luto y se tapaban las ventanas del hogar familiar. Las vestimentas, además de negros, en ocasiones incluían largos velos de crepe. Las supersticiones afloran: si un gorrión cae sobre un piano, alguien fallecerá; si te ves en un sueño, morirás; etc. Con la invención de la fotografía, los mementos con fotografías del difunto también se popularizan.
Con estas modas y convenciones sociales, la imaginación entorno a la muerte comenzó a aflorar. Pero, ¿cómo se lograba contactar con los espíritus?
Mediums
Surgieron los médiums, que actuaban de mediadores entre los muertos y los seres vivos. Fueron especialmente relevantes las médiums femeninas, también conocidas como madames. Las sesiones de espiritismo se convirtieron en una moda entre la aristocracia inglesa. En estas sesiones se intentaba contactar con un espíritu y, puesto que muchas personas perdían a seres queridos en la guerra, se popularizaron muy rápidamente. Para muchos otros era además una excusa para poder disfrutar del contacto físico con otras personas del sexo opuesto.
Ouija
Otro de los medios para contactar con el más allá era la ouija - sí en francés (oui) y alemán (ja). A través de una tabla con el alfabeto, números y las palabras sí y no, los participantes eran supuestamente capaces de comunicarse con los muertos.
Algunos personajes
Uno de los grandes impulsores fue el escritor Arthur Conan Doyle, padre de Sherlock Holmes, que creía firmemente en el más allá. El escritor, además, creía que algunas enfermedades mentales estaban creadas por posesiones. Tras la muerte de su hijo Kingsley, su obsesión espiritista fue aún mayor. Algunos de sus trabajos, de hecho, están dedicados al espiritismo. Su creencia en los espíritus le llevó a perder su amistad con Houdini después de entregarle una carta que supuestamente estaba escrita por la madre ya fallecida del último. Houdini leyó la carta en inglés, un idioma que nunca fue hablado por su madre, y decidió terminar la amistad con el escritor.
Charles Dickens también se centró parte de su obra en fantasmas y participó en el Ghost Club, donde se experimentaba con el hipnotismo. Aunque disfruta de las sesiones de espiritismo, lo hacía con una mirada crítica y con humor.
Por su parte, Victor Hugo aseguraba haber hablado con su hija muerta y el espiritismo llegó a convertirse en una obsesión.