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Piercing: primero pasos en su cuidado

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El cuidado de tu piercing es un paso clave y fundamental. Es innegable que nos encontramos en un momento en el que las perforaciones son una clara tendencia en el mundo de la modificación corporal. Sin embargo, las modas no siempre vienen acompañadas de la información necesaria para llevarlas a cabo con seguridad y garantías. Es por ello que te traemos algunos trucos para curar tus perforaciones y no caer en riesgos innecesarios o falsos mitos.

Cuidado previo a la perforación

Al contrario de lo que piensa todo el mundo, el cuidado de un piercing se inicia antes de que la perforación exista. De hecho, el cuidado parte de la elección del profesional. Acude a una persona experta que tenga formación y asegúrate de que usa materiales de primera gama. El estudio, así como las herramientas y la propia persona deben estar limpias y todo debe haber sido esterilizado previamente.

Esto es fundamental si quieres evitar infecciones innecesarias. Es importante no solo que la pieza sea de calidad, sino también que se emplee un buen material de perforación. La calidad de la aguja y la higiene general de las herramientas y del propio profesional son extremadamente importantes.

Golpes y presiones

¿Te acabas de perforar? ¡Cuidado! Los golpes y trabones, además de dolorosos, pueden resultar perjudiciales para el piercing. No olvides que es una herida abierta que está reciente y debe cicatrizar. Todo tiene sus tiempos. Si te has perforado alguna zona de la oreja, procura no dormir recostado sobre ese lado. Si el piercing te lo has hecho en cualquier otra zona como la cara, los pezones o el ombligo, evita no solo con los golpes sino también con las rozaduras producidas por la ropa. Trata de evitar que el piercing esté sometido a presiones innecesarias como la que podría hacer un vaquero en el ombligo.

Productos de limpieza

Ha llegado el momento de pasar a la acción. No vale solo con asegurarnos de que la perforación esté hecha de manera correcta. Ahora toca curarla. Cada maestrillo tiene su librillo y por tanto el profesional que te perfore deberá darte las indicaciones precisas para curar tu piercing. Sin embargo, hay una serie de productos que no suelen faltar.

El suero o agua de mar son útiles en el proceso de cicatrización, pero cuidado, porque en ciertas zonas puede ser perjudicial ya que reseca bastante la piel. Te recomendamos que te limites solo a la zona de oreja cuando emplees este producto.

El agua oxigenada y la cristalmina son dos productos muy recomendados para la desinfección de las zonas perforadas. Sin embargo, no conviene abusar ya que si no es necesario puede irritarnos la piel.

Como extra, puedes echar una vez a la semana aceite de árbol de té sobre la perforación. Suavizará e hidratará la piel, minimizando la fricción de la joya.

El producto por excelencia que debes tener a mano si pretendes ser eficaz a la hora de la cura es el jabón. Debe ser el primer paso en cualquier cura, por lo que antes de echar otra cosa, debes lavar tus manos y la zona en general. Aun así, no vale cualquier jabón: debe ser uno neutro sin colorantes ni olores. Evita todos los posibles químicos que pudieran irritar tu piel y tu herida y lávate la perforación y la joya tres veces al día con agua tibia y jabón neutro. Si eres constante, en cuestión de semanas tu piel cicatrizará.

Materiales y tiempos

Como te decíamos al principio, no solo importa el proceso de cura, sino también los materiales. Opta siempre por perforaciones con titanio grado implante y no permitas que usen materiales de una gama inferior al acero quirúrgico. Estos son los dos que rara vez te darán problemas, siendo el titanio completamente infalible.

Además, aunque te parezca sorprendente, hasta el tipo de rosca es importante: prefiere siempre rosca interna. Esta será más respetuosa con la piel ya que irrita menos el agujero a la hora de colocar o cambiar la joya.

En cuanto el tiempo de curación, es un mundo. Depende de muchos factores como el tipo de perforación, la joya, la zona e incluso la persona. Así es, hay personas que cicatrizan antes y otras a las que les cuesta más. Ten paciencia y respeta los tiempos indicados por tu anillador.

 

En definitiva, el cuidado de un piercing va más allá de lo que entendemos por curación. Es tan importante lavarlo con regularidad como proteger la zona antes y durante la cicatrización. No te dejes clavar una aguja por cualquiera, exige calidad y sé constante con las curas para tener una preciosa perforación sana y bonita.

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