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Piercing: huye de las pistolas

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Las pistolas perforadoras son una herramienta muy extendida, por desgracia. La cuestión es que existe demasiada desinformación sobre los problemas que puede ocasionar este aparato a la hora de perforar. Es por esto por lo que hoy queremos hablaros de algunos de ellos para que nunca más os dejéis perforar por una de estas pistolas.

Sus orígenes

Las pistolas perforadoras están pensadas para perforar el lóbulo de la oreja. No obstante, lejos de lo que se puede pensar, su origen se encuentra en la ganadería. Lo cierto es que fueron creadas para perforar los lóbulos del ganado para marcarlos. Así pues, tiene más similitudes con una grapadora que con una herramienta segura y pensada para la perforación de la piel humana.

Infecciones

La primera y más preocupante razón para no usar estas herramientas es el enorme riesgo a nivel sanitario que suponen. Los materiales de los que está compuesta una pistola perforadora hacen que resulte inviable esterilizarla. Por ello, las pistolas son un foco de infecciones y de enfermedades de transmisión hemática. Esto significa que son la vía perfecta para la propagación de enfermedades que se contagian por el contacto con fluido sanguíneo.

Piensa que, al no estar esterilizadas, las gotas de sangre y los tejidos que saltan por el tremendo impacto de la perforación se quedan en la pistola esperando al siguiente incauto. Así, puede ser vía de transmisión para simples infecciones bacteriológicas, pero también para el contagio de virus como el VIH.

Joyería más que sospechosa

La joyería que se usa para las pistolas es estándar. Además, suele estar bañada en oro o plata, añadiendo un plus al riesgo de infección. Sin embargo, lo peor no es eso. Este tipo de joyas son muy poco adecuadas por dos razones.

En primer lugar, el filo que tienen no es el que debería emplearse para realizar una perforación. Al tener un afilado insuficiente produce más dolor del que debería y desgarra el tejido, pudiendo provocar incluso lesiones en la piel.

En segundo lugar, el tipo de tuerca que tienen supone un foco de infecciones. La tuerca de mariposa es el sitio idóneo para la acumulación de suciedad y bacterias. Al contrario que una pieza reglamentaria de perforación, este tipo de pendientes son casi imposibles de limpiar y desinfectar correctamente, favoreciendo, una vez más, la aparición de infecciones.

Por si no había suficiente, el tamaño de estas joyas, como ya hemos dicho, es estándar. Esto significa que no da lugar a que haya espacio para la inflamación natural de una perforación. Esto puede ocasionar incluso que la piel absorba la tuerca, quedando esta incrustada en el tejido.

Agresividad

Por si todo esto no te parece suficiente, las pistolas son además muy agresivas con la piel. El impacto que producen al perforar puede producir lesiones, quemaduras y desgarros que podrían evitarse fácilmente prescindiendo de ellas. Siendo justos, las pistolas realmente no “perforan” en el sentido en que lo haría una aguja, por ejemplo. Su sistema se basa en un golpe seco y repentino con la joya en cuestión que desgarra y rompe los tejidos, atravesando la piel. Esto, en la práctica, supone un mayor tiempo de curación y cicatrización con el riesgo de infección y contagio de enfermedades.

Precisión

Las pistolas perforadoras, herramientas con las que habitualmente se perforan los lóbulos de los bebés, se caracterizan por algo cuanto menos relevante: son imprecisas.

Esto significa que aunque delimites un punto determinado para perforar y coloques en principio la pistola en ese punto, no siempre acertarás. Este fallo involuntario de puntería se debe a la fuerza del impacto de la pistola, que produce pequeños movimientos que desvían la trayectoria inicial. Así, aunque perforemos a un pequeño y aparentemente el pendiente quede centrado y “en su sitio”, cuando esa piel se desarrolle y crezca veremos cómo realmente no estaba centrado.

Alternativas

Una vez has descubierto los problemas que ocasiona el uso de estas pistolas, ¿qué hacer? ¿Cómo puedo perforarme de forma segura? Muy sencillo: acude a un profesional formado que emplee las agujas que corresponden y las mejores joyas. Así, tendrás una perforación con una joya de acero quirúrgico o de titanio grado implante de lo más seguras y bonitas. De esta forma no solo evitarás riesgos innecesarios, sino que también cicatrizarás antes y podrás cambiarte la pieza medicinal a una más vistosa.

 

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